martes, 23 de agosto de 2011

Capítulo 6. Inspiración.


Me metí en el coche de Jake y sentí el calor de la calefacción en mi cara, lo que no viene nada mal cuando se esta empapada de la cabeza a los pies. Noté como Jake me miraba y me giré para saludarlo:
-          Hola Jake. Muchas gracias por llevarme, mis padres aun me tienen que comprar un coche.
-          De nada, cuando quieras.- Me respondió con esa sonrisa perfecta.
-          Mi casa no está muy lejos. – Le indiqué por donde se iba a mi casa y él se puso de camino.
A los diez minutos llegamos. Me bajé del coche y me dirigí hacia el porche de mi casa. Cuando alguien me llamó.
-    Cris, si quieres puedo venir a recogerte mañana y vamos al instituto juntos. –le                 escuché gritar.
-     Mmm…no se Jake no quiero ser una carga.
-     ¿Estás de broma? No me importa y además será un placer. – Soltó una leve risa.
-     Bueno, entonces esta bien. Adiós Jake, hasta mañana.
-     Adiós Cris, duerme bien.
Y vi como su coche desaparecía de la calle. Me metí en mi casa y fui a la cocina a comer pero no había nadie, como siempre. Comí lo primero que pillé y fui a mi habitación, me metí en el cuarto de baño y me dí una ducha de agua caliente. Cuando acabé de arreglarme y vestirme ya había parado de llover y me sorprendí al darme cuenta de que hacía sol. Sol. Cogí mi blog y me dirigí corriendo al jardín. Un tiempo así es un milagro en un lugar como este. Cogí una manta y la extendí en el césped. Me tumbé y empecé a dibujar. Simplemente desconecté del mundo. No sabía la hora que era, ni si habían venido ya mis hermanas, ni mis padres, sólo importaba mi blog y mi lápiz. Pensé en el chico que me miró de aquella forma que me hizo estremecerme, en como su mirada se había clavado en la mía y como después me había ignorado. También pensé en Jake, en su sonrisa y en lo simpático que es conmigo, en como me había llevado a casa sin conocerme y como me había integrado en su grupo de amigos sin importarle que pensarían, era un buen chico, justo lo que yo ahora necesitaba, alguien en quien apoyarme ahora que mi vida era un asco.
Un ruido me sacó de mis pensamientos.
Crack.
Paré de dibujar y me giré hacia el bosque. Nada, no había nada.
Seguí dibujando, hasta que empecé a notar que el cielo se ponía cada vez más negro amenazando con llover y decidí que ya era hora de parar y cogí mi blog y la manta y me metí dentro de casa. Justo en ese momento se abrió la puerta. Era mi madre con mi hermana pequeña.
-          Hola cariño, ¿Qué tal el primer día? – Me preguntó, sonriendo.
-          Bueno, no ha estado mal, pero me han tenido que traer, porque estaba lloviendo y como sabes no tengo coche. – Le respondí.
-          Cariño, sabes que ahora mismo no nos podemos permitir comprarte un coche, nos acabamos de mudar y tenemos más gastos.
-          Lo sé, perdona es que estoy un poco a la defensiva. Es que he estado fuera pintando y he escuchado un ruido, sería un conejo o algún otro animal.
-          Vale, te prometo que cuando podamos te compro el coche, ¿vale?
-          Vale, me voy a mi cuarto que estoy cansada. Buenas noches. – Le respondí con una sonrisa.
Subí a mi cuarto y enchufé mi portátil. Abrí mi e-mail y tenía mil mensajes de Claire. Mañana le respondería. Saqué los deberes que tenía y me puse a hacerlos, cuando me acordé de que una amiga de Jake me había dado el e-mail de Logan, por que nos había escuchado hablar de él.
Estuve dudando en si agregarlo o no, entonces mientras pensaba decidí que ya era hora de empezar a pintar mi habitación, cogí la brocha y empecé a pintar. No se cuanto tiempo me llevó pero creo que fue poco, estaba inspirada. Ya había pintado a un lobo aullando a la luna y aun muchacho, de ojos azules. Me metí por segunda vez a la ducha para quitarme la pintura, me puse una camiseta ancha y un pantalón y me tumbé en la cama a leer. No sé cuanto tiempo estuve leyendo, pero me quedé profundamente dormida.

viernes, 19 de agosto de 2011

Capítulo 5. Dibujo.

Pov Logan:

     Enfadado por ver a Cris metida en el coche de ese lobo. Fui corriendo hacia el bosque y me transformé sin preocuparme de que la ropa se rompiera. ¿Por qué me importaba tanto esa chica? Es como todas las demás. De repente uan voz me sacó de mis pensamientos era la voz de Stephen diciéndome que tenía que hacer hoy patrulla. Genial. Stephen es el alfa de la manada y tengo que acatar todas las ordenes que me de, cosa que odio.
     Me dirigí hacia la frontera para vigilar que ningun lobo de la manada enemiga la cruzara y me paré en seco cuando vi a una loba color arena. Zoe. Zoe es la esposa de Stephen y es como una madre para mí, cuando me transformé ella cuidó de mí y le estoy muy agradecido por eso.
-          Hola Zoe. – Le dije telepáticamente.
-          Hola Logan. – Me respondió.
-          ¿Han intentado pasar la frontera?
-          No, pero supongo que lo intentarán otra vez.
-          ¿Qué tal te ha ido hoy en el instituto?
Odio que me pregunten como me va el instituto, por que saben que voy por obligación, para que parezca un adolescente normal, pero no lo soy y no quiero serlo.
-          Como siempre… ya sabes…nada nuevo. – Le respondí.
Aunque mentía. Si había algo nuevo o mejor dicho alguien…
      Estuve cuatro horas haciendo guardia hasta que Stephen me dijo que ya me podía ir a casa. Iba ya por Forks cuando de repente noté un olor que se extendía hasta donde estaba, solo a unos cuantos metros de las casas. Seguí el rastro de ese olor, tan dulce y fresco. Escondí mi cuerpo de lobo todo lo que pude para asomarme y ver que era lo que desprendía semejante olor y ahí estaba ella, tumbada en el césped, con los auriculares puestos y dibujando. Le caía el pelo ondulado sobre la cara y el flequillo caía perfectamente sobre sus ojos, tapándole sus hermosos ojos.      Me giré para irme y entonces… Crack, partí una rama con mi zarpa. Mierda. Vi como ella miraba asustada hacia el bosque. Y yo me fui corriendo, dejándola allí, asustada de mi.
     Llegué a casa en cuatro minutos y me transformé. Cogí la ropa que había dejado de repuesto en un árbol y crucé el jardín y después el pasillo, subí a mi habitación y me tumbé en la cama. Al rato, enchufé mi portátil y miré mis mails, después me conecté en mi correo y vi que tenía una petición para agregar a alguien, la miré y allí estaba el correo de ella. No sabía que hacer, aceptar o no. Entonces decidí que ella no tendría que tener ningún contacto conmigo por que si perdía el control podría acabar herida o incluso muerta. Yo no era bueno para ella y eso lo debía de aceptar, pero entonces Jake tampoco por que si le hiciera algo, lo mato.  ¿Por qué estoy pensado en ella? ¿Si no es nada, ni nadie? ¿Por qué siento que tengo que protegerla?
¡Para ya de pensar en ella! ¡No puedes estar con ella! Abrí la ventana lleno de ira  y me lancé de cabeza sin impórtame que hubieran trece metros, cuando aterricé ya era un lobo y fui corriendo hacia el bosque, donde podía ser yo mismo, donde nadie podía mirarme con lastima por haber perdido a mis padres, donde podía ser solamente yo.
    No se cuanto tiempo estuve corriendo pero ya era entrada la noche cuando acabé en el jardín de ella. Sin importarme que me viera, salí del bosque y cruzé su jardín, donde me envolvió su aroma. Me transformé y me puse unos pantalones que llevaba atados en una pata. La casa no era muy grande, tenía dos pisos, por lo que las habitaciones estarían en el piso superior. Salía luz de una ventana y supe que era de ella por el olor que salía. Me subí a un árbol cercano y me asomé a la ventana. Y allí estaba, profundamente dormida, con un libro sobre su pecho que se elevaba al compás de su respiración. Recorrí con la mirada toda su habitación, había libros, montones de libros la verdad, un escritorio donde estaba un portátil blanco y encima había un blog de dibujo. Abrí sigilosamente la ventana y sin hacer ruido me metí en su habitación. Quería ver lo que había dibujado esta tarde en el jardín, abrí el blog cuidadosamente para no hacer ruido y despertarla. Había muchos dibujos, bosques, lagos, animales, ángeles, sirenas…y entonces es cuando lo ví un lobo negro y al lado de el lobo estaba un chico, un chico que se parecía mucho a mi. Abrumado, dejé el cuaderno justo como estaba y fui hacia la ventana y ahí estaba, en la pared un lobo negro aullando a la luna y al lado la cara de un lobo con los ojos azules como los míos.