sábado, 2 de octubre de 2010

Capítulo 2. Nueva vida.

    Me desperté un poco confusa, mi madre me estaba dando golpecitos para despertarme y al ver que no podía, se paso a los guantazos… Giré  la cabeza y miré por la ventanilla con la cara un poco dolorida. Todo estaba lleno de maletas y personas, que venían de un lado a otro, me sentí abrumada por tanto movimiento. Entonces supe que ya habíamos llegado al aeropuerto.
     Me bajé del coche y me dirigí al maletero para coger las maletas, pesaban un poco pero no importaba, dentro de nada las tendría que dejar.
     Vi a alguien saludando desde lo lejos y haciéndome señales para que me acercara, me acerque un poco y era mi madre para dejar las maletas. Como siempre no me esperaban. Nunca me habían echo mucho caso, solo cuando necesitaban algo me lo pedían, era como un mueble mas en la casa, solo que comía. Desde que llego mi hermana pequeña ya nadie me hacia caso. Y yo estaba mejor así, solo quería que me dejaran en paz.
      Dejé la maleta y nos dirigimos hacia el avión que salía ya, por que habíamos llegado tarde.
      Subimos las escaleras para meternos en el avión y nos sentamos en nuestros asientos. Aunque eran un poco incómodos por lo menos me tocó en el lado de la ventanilla, pero al otro lado había un anciano hablándome sin parar. Me puse los auriculares a todo volumen para no escucharlo y ni se dio cuenta. Me sumí en mi mundo, no quería pensar en nada, solo que todo esto era un sueño y a los 5 minutos me despertaría en mi cama, pero era real…
      Saqué mi cuaderno de dibujo y me puse a dibujar sin mirar muy bien que dibujaba, solo dejé que mi imaginación saliera. Me gustaba dibujar era como si desconectase de todo y solo existiera mi mente y mi mano…
      A las 9 canciones ya había acabado el dibujo. Me quedé impresionada de lo bien que me había salido pero lo que me impactó más es que había dibujado a un joven muy guapo, con el pelo negro y rasgos finos, una mandíbula fuerte y una nariz perfecta. Y al lado un lobo negro…
     Me emocioné un poco por que era mi primer dibujo que me salía bien un lobo. Lo había intentado muchas veces pero siempre me salían mal. Aunque fuera principiante en esto de dibujar se me daba bien pero quería aprender fijándome yo sola en las cosas, que ir a una academia.
    El lobo me miraba como si quisiera decirme algo… no se, sentía como si me mirara. Pero no le di importancia.
    Entonces oí la voz de la azafata que se acercaba a mí para decirme que dentro de 5 minutos aterrizaríamos.
    En efecto a los 5 minutos aterrizamos. Busqué a mi madre por toda la gente y la vi a unos 3 metros de mí. Me dirigí hacia ella y me dijo que teníamos que ir a por las maletas. Las cogimos y nos dirigimos al taxi que nos estaba esperando en la puerta del aeropuerto.
    El taxista era simpático y nos contó que Forks era una población muy pequeña y que solo había bosques y La Push, una reserva y que siempre estaba lloviendo.
    Genial… pensé solo me faltaba eso, que no hubiera casi gente y me aburriera y que todo el dia este lloviendo, encima tenia que ir a la mañana siguiente al instituto.
    Llegamos a Forks en media hora y no costó mucho llegar a la que sería nuestro nuevo hogar.
    Era una casa de dos plantas, la pared era de un rosita pálido, había un pequeño jardín en la entrada y una cochera al otro lado.
    Era bonita la casa, pero un poco pequeña comparada con la otra.
    El cielo estaba encapotado y supuse que era cuestión de segundos que cayera un chaparrón, y exacto a los 5 minutos ya estaba lloviendo.
   Entré en la casa. Era acogedora, las paredes eran de beige y en el salón había un sofá y una televisión, me dirigí hacia la cocina era un poco pequeña pero no iba a pasar allí mucho tiempo así que me daba igual, subí las escaleras y habían 4 habitaciones más, entre en una que habían dos camas, una mesita de noche, una mesa con un ordenador y un armario, esa no era mi habitación ya que me dejaron que me cogiera una habitación para mi sola.
   Abrí otra puerta y habitación con una cama sola, una mesita y una mesa… un poco simple pero ya la iría decorando con el tiempo. No necesitaba mucho, cambiar las cortinas, poner mi portátil, comprar una estantería para todos mis libros, la colcha de la cama y cambiar el color de la pared y pintarla con un enorme lobo aullando a la luna. No se que me pasaba con los lobos, me encantaban desde pequeña, era como una obsesión…
   

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